Cuando llega la Navidad, grandes y pequeños salen juntos a comprar los nuevos adornos para decorar sus casas, la figura que le faltaba al belén o esa bola tan chillona para el árbol. Pero en la ciudad, cuando Madrid se enfundaba el traje de luces navideño, faltaba la mirada de quienes más disfrutan esas fechas, los niños.