La música tomó las calles en la primera noche de San Isidro 2017, dejando espacio a raíces, tradición y vanguardia venidas de distintos lugares físicos y emocionales.
Sonidos tropicales de vanguardia en Las Vistillas
Los primeros conciertos del viernes arrancaron a las 21 horas en Las Vistillas. El tradicional escenario se inundó de color y energía en un “mini-festival” temático consagrado a los sonidos tropicales más vanguardistas.
Con sus irresistibles creaciones, mezcla de sonidos reales la selva amazónica y elementos electrónicos, el ecuatoriano Mateo Kingman hizo vibrar a un público entregado que coreaba “Lluvia” bajo la última tormenta de la jornada. Ya despojados del paraguas, los asistentes disfrutaron de la poderosa puesta en escena de los limeños Dengue Dengue Dengue, que han puesto de moda la tendencia “bass tropical” en todo el mundo. El cierre, a cargo del dúo colombiano de Dj’s Guacamayo Tropical, siempre cargados de sorpresas psicodélicas, electrónicas y folclóricas.
Martirio se pone sinfónica en la Plaza Mayor
Ha tocado casi todos los palos en sus tres décadas sobre los escenarios, pero Martirio nunca había actuado con la Banda Sinfónica Municipal de Madrid. Anoche, a las 22h, lo hacía por primera vez y se declaraba “muy honrada” de trabajar junto a los músicos y su director, Rafael Sanz-Espert.
Con César Guerrero en los arreglos, el repertorio del concierto “30 Años” de la icónica cantante se transformó en una experiencia única y una demostración de diversidad: del jazz a la copla, de Lorca a Chavela, sin olvidarse de sus inicios con insignias como las “Sevillanas de los bloques”.
Los Enemigos: historia del rock madrileño en la pradera de San Isidro
A las 00 horas, Los Enemigos se presentaron en la Pradera de San Isidro reivindicando desde el primer tema que su aventura no es una cosa del pasado. Así, abrieron con ‘Vida Inteligente’ el tema que da nombre a su último LP. A partir de ahí, desgranaron su catálogo emocional de tres décadas de rock and roll ante un público que, como es habitual en la liturgia enemiga, coreó cada verso de los grandes himnos de la banda.
Por más que las historias de Los Enemigos sean generacionales, transversales y universales, es difícil encontrar a una banda que sea más identificable en el imaginario madrileño. Se despidió Josele Santiago diciendo que son «una banda de rock». Nada más que eso. Y nada menos.