Los Veranos de la Villa alcanzan su plena madurez. Cuando cumple 40 años, el festival que inunda de citas culturales el estío madrileño vuelve un año más demostrando la fortaleza de una trayectoria que, en palabras de Ángel Murcia, su director artístico, es prueba de que “son ya patrimonio de la ciudad”.
“Los cuarenta años son, además, la edad de ser padres”, dice Murcia mientras explica que por este motivo esta edición tiene unos protagonistas claros, los jóvenes de entre 10 y 20 años, aquellos que serán los que en unos años “mantendrán el festival y le permitirán seguir celebrando cumpleaños”. De ahí que la programación incluya las llamadas ‘Escuelas de Veranos’, un amplio programa de talleres y actividades dirigidas a los más curiosos, especialmente los jóvenes, que incluye danza con Isaac Montllor (Compañía Nacional de Danza) y con la compañía (La) Rue Serendip; música con la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, la expresividad en el Manga para adolescentes o break dance mezclado con la rica tradición cultural de China y España.
“El interés se adquiere con el conocimiento” afirma Murcia. De ahí parten las escuelas, de la idea de “crear un espacio seguro para que la gente que tenga curiosidad por seguir aprendiendo pueda hacerlo sin la presión del aprendizaje”. Es formación no reglada pero de mucha calidad, dado el prestigio de quienes las imparten, que busca como señala el director “acercarte a la cultura en pantalones cortos y sandalias”.
Juego de equilibrios
Cuando le tocó diseñar los Veranos en 2020, un año marcado por las durísimas condiciones impuestas por la pandemia, Murcia decía que lo más difícil es mantener el “juego de equilibrios”. Una afirmación que, viendo el cartel de este año, sigue manteniendo. “Es –asegura- una programación equilibrada porque la diversidad de espectáculos está pensada para que llegue a la máxima cantidad de espectadores. Yo me doy por satisfecho si cada persona encuentra tres o cuatro propuestas que les guste, teniendo en cuenta que muchos de ellos parte de ese tiempo están de vacaciones”.
Un propósito que no parece difícil de cumplir si se tiene en cuenta que durante 48 días, del 9 de julio al 25 de agosto, Veranos de la Villa ofrecerá más de 270 actividades en 17 espacios repartidos por ocho distritos, que abarcan música, danza, teatro, circo, cine o arte. Más del 77 % de ellas son de acceso gratuito y podrán disfrutarse no solo en el centro de la ciudad sino en los distritos de Arganzuela, Chamartín, Moncloa-Aravaca, Salamanca, Usera, Puente de Vallecas y Retiro.
Entre Nino Bravo y Sol Picó hay mucho donde elegir
La cuadragésima edición de Veranos arrancará en el auditorio al aire libre del parque de Enrique Tierno Galván el día 9, a las 22:30 h, con un concierto sinfónico de la Orquesta y Coro RTVE y el cantante Serafín Zubiri, que servirá de homenaje al mítico Nino Bravo con un repaso a esas canciones que forman parte de la memoria colectiva, desde Mi tierra, Noelia y América, América, hasta Un beso y una flor o Libre.
El cierre lo echará el día 25 de agosto, a las 21:30 h, en Matadero Madrid, la coreógrafa Sol Picó con su pieza de gran formato Carrer 024, con la que celebra sus 30 años de trayectoria artística y en la que reflexiona sobre la paradoja de la soledad que afecta a nuestra sociedad, poniendo en valor la memoria y la experiencia frente al aislamiento y el vacío.
Entremedias, mucho donde escoger. Algunos apuntes y escenarios. Conde Duque vuelve a convertirse en una de las sedes principales con danza, flamenco, circo, performance y conciertos. En el Patio Central desembarcarán la Compañía Nacional de Danza, la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, el Teatro de la Zarzuela y el Ballet de Andalucía, Puccini Dances Circus Opera y los conciertos de Carla Bruni, Andrés Suárez, Pilar Jurado, Luísa Sobral, María Reis, Pepitos Brothers (José Corbacho y Ramon Gener), Alba Reche, Camela, Jimena Amarillo e irenegarry. Al Patio Sur, llegarán Into Thin Air, de Panama Pictures; Obra de bolsillo, de (La) Rue Serendip y A String Section, de Reckless Sleepers. No faltará el concierto sorpresa, Algo inesperado, la noche del 18 de agosto.
La danza es la protagonista en la parte más contemporánea con Mover montañas, de Alberto Velasco, en la Residencia de Estudiantes. En paralelo, los clásicos también se disfrutarán con voces como la de Arturo Querejeta, Ernesto Arias, Pepe Viyuela, o Silvia Marsó en Palabra dicha y dichosa, dirigido por Ignacio García, en la Fundación Juan March, que un año más se suma al festival.
Los más atrevidos podrán zambullirse en una piscina cubierta y disfrutar de la propuesta inmersiva Sonidos líquidos, de Joel Cahen y Suso Saiz; de la Zarzuela en Danza del Teatro de la Zarzuela y del cine, caliente, por supuesto que vuelve al parque de La Bombilla por cuarto año consecutivo, comisariado por La Juan Gallery y amenizado por Lalachus y Bertus, Lorenzo Caprile, Samantha Ballentines, Mariona Terés, Maestro Joao o Secun de la Rosa.
El claustro del Pozo del IES San Isidro se consolida como un escenario más con varias citas musicales –desde cuplé, chotis, revista, zarzuela y música pop- y teatrales con clásicos como Zorrilla o Moliere.
La fuerza de Japón
Como país invitado este año entra con fuerza Japón, un país que, como señala Murcia, “tiene tanto interés que, por un lado, es muy fácil trabajar con ellos y, por otro, llega un momento en el que tienes que parar porque no hay capacidad humana ni recursos para llegar a más de lo que hemos llegado”.
Entre las numerosas propuestas para acercarnos a la cultura nipona, destacar a Hiroaki Umeda con sus dos coreografías más recientes, assimilating y Moving State 1; el duende del baile de Mayumi Kagita e Hiroki Sato con su Arte, pasión y solera, y 目[mé] un proyecto colectivo que utilizará la ciudad de Madrid como escenario y del que Murcia se niega a contar más porque no quiere ‘aguar’ una sorpresa segura a quienes paseen por los distritos de Retiro, Puente de Vallecas, Usera y Moncloa-Aravaca durante la semana del 12 al 18 de agosto.
Exposiciones dedicadas a tesoros culturales como los biombos, abanicos, puertas correderas, kimonos, manga, anime y videojuegos, pasando por la danza o el flamenco; conferencias y talleres para todas las edades; el teatro, con Kamishibai, un espectáculo de Magda Labarga que combina arte gráfico con cuentos, leyendas y tradiciones japonesas para público familiar, son otras de las formas de adentrarnos un poco más en el universo japonés.
De la calle al podio olímpico
Quizá una de las propuestas más llamativas sea el taller y la posterior exhibición de break dance que, bajo el título de Uniendo pasos, llega de la mano de la Fundación Samaranch y de la Fundación para el Desarrollo Deportivo de Ningbo, coincidiendo con el estreno de este baile urbano, nacido en Estados Unidos allá por la década de 1970, como disciplina olímpica. “Siempre he pensado que hay una parte del deporte que está muy ligada al espectáculo”, reconoce Ángel Murcia. El resultado de esa fusión entre deporte y espectáculo son estos talleres que, del 24 al 27 de julio, se celebrarán cuatro horas cada mañana en el Centro Deportivo Municipal Marqués de Samaranch (paseo Imperial, 10) y están dirigidos a jóvenes de entre ocho y 15 años.
Allí, dirigidos por cuatro entrenadores del equipo nacional de breaking (con Graciel Stenio, creador de NTamo Performance, a la cabeza) los participantes tendrán que realizar una coreografía con un toque más deportivo de aproximadamente ocho minutos. El último día, el 27, tocará la exhibición.
Visto el programa, seguro que se cumple el propósito de Murcia para este su último año al frente de los Veranos, y tienes más de tres o cuatro citas que incluir en tu agenda.